sábado, 4 de diciembre de 2010

Lecciones de los Videojuegos en Educación



Como todo, los videojuegos forman parte de este mundo de las tecnologías. A decir verdad, llevan siéndolo varios años. Poco a poco han ido alcanzando protagonismo y firmeza en el nuevo mundo llegando a convertirse en herramientas útiles en muchos ámbitos, y siendo capaces no sólo de llamarnos la atención, sino también de enseñarnos, culturizarnos, ayudan a nuestra coordinación, nos ponen en forma...

Está demostrado que captan nuestra atención por varios sentidos. El primero y principal es la motivación que crean en los usuarios. La motivación es un elemento que este sector ha conseguido casi dominar de forma que siempre apetece seguir con el juego ya que podremos descubrir nuevas cosas... La indagación también se despierta en nuestras mentes, ese ansia de descubrimiento, con todo lo que conlleva pero que posteriormente nos veremos recompensados por nuestro hallazgo. Y es que a cada nuevo paso que damos en nuestros juegos somos recompensados (paso de nivel, nuevas armas, nuevos elementos, títulos...).
También son capaces de hacernos memorizar los pasos anteriores que hemos ido dando, de modo que podremos obtener información gracias a la experiencia previa que hemos adquirido en un pasado con dicho juego.


Los juegos son capaces de todo, de lo mejor como es el caso de los juegos como el BUZZ de PSP, o la WIIFIT de WII, pero también son capaces de lo peor (en mentes débiles, patológicas...), como es el caso de la saga GTA para Play Station. Han llegado a convertirse en elementos casi imprescindibles, porque en mayor o menor medida todo el mundo ha jugado y juega. Son un medio de desconexión de nuestro mundo y nos introduce en aquel mundo con el que soñamos o nos hace ser quienes queremos ser. Es por esto por lo que multiplica nuestra atención, recordamos datos con más facilidad y nos motivamos para seguir adelante.

Un elemento que me gustaría resaltar, y que mi ética personal me obliga a hacerlo (aunque no es lo que se trate en el tema), es que sí, los videojuegos son positivos en la medida en que los padres (siempre refiriendome a los niños) lo permiten. Hay que ejercer un férreo control sobre los juegos que se compran, informarse y examinarlos. El horario de jugar debe ser controlado también directamente, y por supuesto ¡se debe evitar que un niño, haciendo un buen día con un sol radiante y 25º de temperatura, esté en casa en el sofá jugando a los videojuegos!. Ese día debe estar jugando con amigos obligatoriamente (una vez acabada su tarea, claro).

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