La opinión de la autora del artículo es clara: debemos eliminar los libros de texto. Alude esta herramienta como algo desfasado y que no contribuye nada al progreso. Culpa también al profesorado de no introducir medios tecnológicos en el aula, justificándolo con miedo. Además, hace una reflexión en la que indica que los alumnos prestarían más atención a la educación y estarían más despiertos en clase si utilizaran medios como este.
También apedrea a las editoriales, y nos ofrece una visión empresarial del libro, alegando que este tipo de enseñanza no desaparece porque reduce el trabajo de este sector empresarial.
Propone a su vez nuevos medios educativos con una serie de herramientas nuevas que, según ella, facilitaría el trabajo, fomentaría la comunicación entre alumnos y favoreceria sus capacidades digitales.
En todas las recensiones anteriores mi postura había sido firme: SÍNTESIS. Sin embargo, observar la ferrea postura de nuestra amiga me ha "obligado" a decantarme por ser un firme opositor. En primer lugar, me parece indignante que ahora (después de tantos años) tratemos a los libros como algo insignificante, retrógrado o desfasado. Los libros han alimentado nuestra educación a lo largo de la historia y hoy por hoy no debería ser diferente. Estoy a favor de la síntesis pero valoro más el peso educativo que ofrece un libro. La educación digital, es inmediata, todo está en internet, y no ofrece al alumno la capacidad de almacenar datos, de formarse culturalmente. Lo que necesita lo mira y lo arreglado. El libro exige un aprendizaje más profundo y más cultivado. En segundo lugar, también me parece indignante tratar a las editoriales como medios que absorben todo el peso de la educación, como si no dejasen implantar nuevos métodos de enseñanza, como si no tuvieran sentido hoy en dia. Ahora bien, es tan fácil realizar ese ataque como recibirlo. Sería igual de fácil decir que el "ordenador" (y derivados) quiere introducirse en el mercado sin éxito y pretende desbancar todo lo conocido hasta entonces. Personalmente, me gusta más coger un libro y leerlo en mi sillón antes de quedarme pegado a la pantalla, y del mismo modo prefiero ojear mis álbumes de fotos antes de verlas en el ordenador.
Finalmente, los medios de trabajo que propone para los alumnos exigen unos niveles de conocimiento bastante altos para el profesor, y todos no somos especialistas. Quizá sea más fácil para el alumno que para el profesor. Puede que esté un poco en contra de este método pero es que mi trabajo se desarrollará en el patio, lejos de las pantallitas, los teclados y los USB. Y sinceramente los concibo como totalmente innecesarios.
Creo que esta utópica fantasía de nuestra autora me ha devuelto a la realidad de la educación, y es que los alumnos no aprenderán más por tener un netbook, sólo debemos encontrar, y preocuparnos de hacerlo, el interés que necesitan. Preocuparnos de saber trasmitir y no de que lo tengan todo en internet. Preocuparnos de saber realizar nuestro trabajo y no de que todo esté hecho.
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